Pieza del mes 2008-2010



Palabras de José Alcántara Almánzar, Director del Departamento Cultural, en el acto de puesta en circulación de las obras: El encanto de la arquitectura [Manuel Salvador Gautier], Gascue, jardín urbano  [Marcelle O. Pérez Brown], y Pieza del mes 2008-2010  [Marianne de Tolentino y Vladimir Velázquez], en el Salón de Lectura de la Biblioteca «Juan Pablo Duarte», el martes 11 de octubre de 2011.
La tercera obra que con beneplácito de autoridades y funcionarios ponemos en manos de ustedes esta noche lleva el modesto título de Pieza del mes 2008-2010, de Marianne de Tolentino y Vladimir Velázquez Matos, pero se trata de un brillante aporte al conocimiento de la Pinacoteca del Banco Central de la República Dominicana, a través más de treinta cuadros y esculturas representativas de nuestra colección de artes visuales, una de las más ricas y mejor cuidadas de la nación.
                Marianne de Tolentino es egresada de la Universidad de París y llegó muy joven a nuestro país. Fue profesora y directora de la Escuela de Idiomas y del Departamento de Lenguas Romances de la UASD. Ha sido Embajadora encargada de Asuntos Culturales de la Cancillería, curadora de la representación dominicana en numerosas bienales de América Latina y Europa, asesora de festivales aquí y en el exterior, jurado de concursos, y una respetable crítica de arte, con miles de artículos publicados en los periódicos Listín Diario y Hoy. Ha dirigido suplementos literarios y revistas [Auditorium, Artes y Letras, Ventana, Cariforum], y es autora de magníficas monografías de maestros de la pintura dominicana [Darío Suro, Eligio Pichardo, Ramón Oviedo]. A ella se debe la proyección internacional de Cándido Bidó. Es coautora de los textos de la Pinacoteca del Banco Central de la República Dominicana, que cuenta ya con varias ediciones, asesora de artes de la institución, y directora de la Galería Nacional. Por toda esa trayectoria, Marianne ha sido condecorada con la orden de Caballero de las Artes y las Letras de la Legión de Honor (Francia) y Comendador de la Orden del Mérito de Duarte, Sánchez y Mella.
                Pero este retrato quedaría incompleto si omitiéramos que Marianne tiene un agudo sentido crítico, estupenda formación académica y mirada certera para detectar a los auténticos artistas visuales, pero también el tacto indispensable para relacionarse con ellos y bregar con nuestro difícil ámbito cultural. Es infatigable, acuciosa, perseverante, incluso obstinada cuando se propone defender un  proyecto, una crítica respetuosa de los maestros de la gran tradición universal, pero siempre volcada hacia el arte joven, que ella sabe proyectar de manera convincente en sus trabajos.
                Por su parte, Vladimir Velázquez Matos [Santo Domingo, 1963], es dibujante, pintor, crítico de arte, con un bagaje intelectual que incluye la literatura, la música, sobre todo el bel canto, del que es un todo experto, y el cine, una pasión con que contagia a sus amigos. Estudió en Santo Domingo con Elías Delgado y Cándido Bidó, pero también en Venezuela, donde vivió algunos años con sus padres. Obtuvo el Primer Premio de Dibujo en la XVII Bienal de Artes Visuales de 1990. Ha ilustrado libros y participado en numerosas exposiciones colectivas y algunas individuales, tanto aquí como en Londres, Bonn, Río de Janeiro, entre otras ciudades. Creo que Vladimir Velázquez es un intelectual del arte con vastos conocimientos de la plástica universal que sabe exponer con claridad y persuasión.
                De trato afable y correcto, Vladimir Velázquez posee sin embargo un espíritu rebelde que se indigna ante los desmanes del poder político y las injusticias  sociales, sin dejar de cuestionarse permanentemente su razón de ser y su destino. Casado desde hace muchos años con la exquisita pintora Verouschka Freixas –su complemento perfecto y su equilibrio–, por tratarse de una artista discreta pero firme, de talento cultivado, una laboriosa compañera con la que ha procreado dos hijas que adoran: Maya y Paloma.
                La presencia de Marianne de Tolentino y Vladimir Velázquez Matos en el Banco Central ha dado lugar a un novedoso programa titulado «La Pieza del mes», cuyo propósito es eminentemente didáctico, encaminado a la difusión, ya que en lugar de complicados análisis teóricos sobre arte, lo que se busca es explicar de un modo sencillo y ameno los atributos sobresalientes de los artistas, cuadros y esculturas más representativos de nuestra colección, y a los que durante todo un mes pueden tener acceso empleados y funcionarios de la institución, así como  visitantes que acuden a la torre de oficinas del Banco Central.
                En esta oportunidad, Pieza del mes 2008-2010, incluye treinta y cuatro comentarios de igual número de obras, en las que los autores se van alternando para ir ofreciéndonos sus opiniones críticas sobre los artistas y piezas que ellos mismos han escogido de la pinacoteca del Banco Central.
                Al ver el libro en su conjunto, lo más impresionante para mí, como lector y amante del arte, ha sido descubrir el buen tino de los autores para seleccionar las obras comentadas, de artistas que ellos admiran profundamente y obras de las que opinan con verdadero júbilo y pasión. Andando por las telas y piezas de la colección, trabajando cada día con ellas para algún proyecto institucional, Marianne y Vladimir se han convertido en dos consumados especialistas de la Colección del Banco Central, a la que estudian y cuidan con la dedicación que sólo se otorga a lo que se considera extraordinario.
                El vistoso libro Pieza del mes 2008-2010 propone un recorrido no cronológico por el arte dominicano, desde precursores de principios del siglo XX como Arturo Grullón, a maestros fundadores como Jaime Colson y Darío Suro. Desde maestros de la modernidad como Clara Ledesma, Paul Giudicelli y Gilberto Hernández Ortega, hasta maestros vivientes como Ramón Oviedo y Fernando Peña Defilló. Y tres escultores de fuste: Manolo Pascual, Gaspar Mario Cruz y Juan Trinidad.
                Se reúne en el libro un conjunto de artistas mayores cuyas obras prestigian la colección del Banco Central: Plutarco Andújar, Mariano Eckert, Aquiles Azar, Leopoldo Pérez, León Bosch, Fernando Varela, Alberto Bass, Miguel Núñez, Enriquillo Rodríguez Amiama e Hilario Olivo. Hay un delicioso pastel de Tomasina Tapia [«Cinammon»], la talentosa artista que se fue a México hace varias décadas para no volver.
                Las mujeres artistas están muy bien representadas por cuadros de María Aybar, Inés Tolentino, July Monción, Evelyn Lima, Paula Saneaux y Laura Castro. Además, encontraremos obras de los valores contemporáneos en distintas vertientes: Juan Mayí, Tony Capellán, Dustin Muñoz, Ezequiel Taveras y José Ramia Guzmán.
                Formas, colores fulgurantes y texturas sugerentes, obras figurativas, bodegones, retratos, escenas domésticas y sociales, estilos que impresionan por su virtuosismo y su impactante confección. Eso y mucho más encontraremos en un libro al que tendremos que retornar una y otra vez para beber agua fresca en un hontanar inagotable y asimilar, en las fuentes del arte, las intrincadas y entrañables nociones de la idiosincrasia dominicana.


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